La Cura Mental: Cómo los Neuropéptidos Conectan Emoción y Enfermedad
Explora cómo tus pensamientos y emociones influyen directamente en tu salud física a través de los neuropéptidos —las moléculas mensajeras que comunican mente y cuerpo. Este artículo revela la base científica de la “cura mental” y cómo cultivar estados emocionales coherentes puede activar procesos de sanación, equilibrio y bienestar integral.
Por Celfa Gómez, Psicóloga especialista en traumas Por Cristóbal Ocampo, Médico especialista en Medicina Interna Wellness Center – Cuidamos tu cuerpo, renovamos tu mente, fortalecemos tu espíritu
10/21/20253 min read
La conexión entre mente, cuerpo y emociones
Mucho antes de que la ciencia describiera los neuropéptidos, Elena G. de White ya había afirmado en su texto La cura mental:
“Muy íntima es la relación entre la mente y el cuerpo. Cuando una está afectada, el otro simpatiza con ella. La condición de la mente influye en la salud mucho más de lo que generalmente se cree. Muchas enfermedades son el resultado de la depresión mental.”
Esta visión encuentra hoy respaldo en la neurociencia: la depresión, la ansiedad y los pensamientos negativos liberan cascadas químicas de cortisol y adrenalina que deterioran órganos vitales y debilitan nuestras defensas. En cambio, emociones como la esperanza, la fe, la gratitud y el amor estimulan la producción de endorfinas, oxitocina y serotonina, fortaleciendo la salud y prolongando la vida.
El proverbio lo resumía con poesía milenaria: «El corazón alegre es una buena medicina» (Proverbios 17:22).
En los últimos años, la neurociencia ha demostrado que la mente y el cuerpo son inseparables. Cada emoción que sentimos desencadena una respuesta química en nuestro organismo que puede generar salud o enfermedad.
La neurocientífica Candace B. Pert, descubridora de los neuropéptidos –también llamados “moléculas de la emoción”–, reveló cómo estas sustancias químicas transmiten estados emocionales a cada célula del cuerpo. Según Pert, las emociones no solo se piensan, se sienten en todo el organismo.
Esto explica por qué emociones como la ansiedad, el resentimiento o la tristeza prolongada no se quedan en la mente: afectan al sistema inmunológico, digestivo y cardiovascular, debilitando la salud.
La ciencia y la sabiduría espiritual coinciden
La psiquiatra Marian Rojas Estapé afirma que “la molécula de la emoción determina cómo pensamos, cómo sentimos y cómo nos relacionamos con el mundo”. La ciencia confirma así que la gestión de emociones es clave para la salud integral.
Siglos antes, Elena G. de White escribió en La cura mental:
“Muy íntima es la relación entre la mente y el cuerpo. Cuando una está afectada, el otro simpatiza con ella. La condición de la mente influye en la salud mucho más de lo que generalmente se cree. Muchas enfermedades son el resultado de la depresión mental.”
La depresión, la ansiedad, el descontento y la culpa consumen la energía vital y predisponen al cuerpo a la enfermedad. Por el contrario, la esperanza, la fe y el amor fortalecen las defensas y alargan la vida. La Biblia lo resume con poesía eterna: «El corazón alegre es una buena medicina» (Proverbios 17:22).
Los neuropéptidos y la enfermedad psicosomática
Estrés crónico → aumento de cortisol, debilitamiento inmunológico, inflamación intestinal.
Emociones negativas sostenidas → alteraciones cardiovasculares, dolor crónico, trastornos autoinmunes.
Pensamientos positivos y fe activa → liberación de endorfinas, oxitocina y serotonina que protegen al organismo.
La mente enferma al cuerpo, pero también puede sanarlo.
Ejemplos de la vida cotidiana
Una mujer con colon irritable descubre que sus síntomas empeoran en momentos de angustia y mejoran con prácticas de relajación y oración.
Un hombre hipertenso aprende que su presión baja significativamente cuando introduce ejercicios de gratitud y vínculos positivos en su rutina.
Pacientes con enfermedades crónicas muestran mejores defensas y recuperación más rápida cuando reciben palabras de ánimo, esperanza y apoyo emocional.
El poder de la esperanza y la fe en la salud
Elena G. de White enfatiza que “la imaginación produce la enfermedad, y es frecuente que la agrave”. Esto anticipa lo que hoy llamamos efecto nocebo: cuando la expectativa negativa genera enfermedad real.
La buena noticia es que lo contrario también ocurre: el efecto placebo positivo, alimentado por la fe, la esperanza y la confianza, activa circuitos de sanidad tanto en el cerebro como en el sistema inmunológico.
Conclusión: sanar la mente para sanar el cuerpo
La evidencia científica y espiritual converge en una verdad poderosa: sanar la mente es sanar el cuerpo.
Los neuropéptidos son el puente químico entre lo que sentimos y cómo se expresa en nuestro organismo.
La gestión emocional consciente es clave para prevenir y tratar enfermedades.
La fe, la esperanza y el amor son medicinas poderosas que fortalecen el alma y el cuerpo.
En el Wellness Center, creemos en la salud integral: cuerpo, mente y espíritu en armonía.
Te invitamos a conocer nuestros programas terapéuticos que integran ciencia y espiritualidad para una vida plena.
Referencias
Pert, C. B. (1997). Molecules of Emotion: The Science Behind Mind-Body Medicine. Scribner.
Rojas Estapé, M. (2021). Encuentra tu persona vitamina. Editorial Espasa.
White, E. G. (1905). La cura mental. Asociación Publicadora Sudamericana.


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