AYUNO INTERMITENTE: UNA SABIDURÍA ANTIGUA QUE LA CIENCIA MODERNA VUELVE A CONFIRMAR
El ayuno intermitente ha revolucionado el mundo del bienestar. Aunque parece una tendencia moderna, sus raíces se hunden en la historia, la espiritualidad y la salud preventiva. En esencia, el ayuno intermitente no se trata de qué comemos, sino de cuándo comemos. Y en esa decisión, al parecer, descansa una parte importante de nuestra salud metabólica, emocional y espiritual.
Por el Dr. Cristóbal Ocampo, médico internista, y la Dra. Celfa Gómez, psicologa, experta en conducta alimentaria y salud integral
11/20/20259 min read


El ayuno intermitente, estudiado ampliamente en humanos y animales, se centra en cuándo comemos más que en cuántas calorías ingerimos. Sus métodos más populares —como el 16/8, el ayuno 5:2, los días alternos o la Dieta del Guerrero— coinciden en otorgar al sistema digestivo un período regular de descanso. La evidencia muestra que estos patrones ayudan a perder peso, mejorar la salud metabólica, reducir riesgo de diabetes y enfermedades cardíacas, optimizar el sueño y enlentecer el envejecimiento.
Curiosamente, mucho antes de que existiera este concepto, Elena de White promovió un estilo de vida basado en dos comidas al día, generando un ayuno natural de 16 a 18 horas. Su recomendación, adelantada para su tiempo, coincide hoy con lo que la ciencia reconoce como un método eficaz para restaurar la salud digestiva y metabólica. Esto sugiere que su enfoque anticipó principios que actualmente se consideran fundamentales para una vida más equilibrada y saludable.
Hoy convivimos con ciclos de alimentación ininterrumpidos, snacks a cada hora y la falsa idea de que el cuerpo necesita comer constantemente para “acelerar el metabolismo”. La evidencia más reciente demuestra lo contrario. El cuerpo humano prospera cuando conoce el descanso digestivo, cuando el metabolismo tiene oportunidad de reorganizarse y cuando la química interna descansa del estímulo inflamatorio constante.
Más de un siglo antes de que la ciencia publicara sus primeros estudios sobre ayuno, Elena de White ya enseñaba que dos comidas al día, simples, tempranas y sin merienda, favorecían la claridad mental, la digestión y la fortaleza física. Su experiencia personal —perder más de 11 kilos, dormir mejor y tener más energía— coincide sorprendentemente con lo que hoy confirman los estudios del Adventist Health Study 2 y la investigación clínica contemporánea.
“Nuestra comida sencilla, tomada dos veces por día, es disfrutada con verdadero gusto. No tenemos carne, torta, ni ningún alimento procesado sobre nuestra mesa. […] Preparamos nuestros alimentos solo con poca sal, y hemos abandonado toda clase de especias. Desayunamos a las siete, y tomamos nuestro almuerzo a la una. […] En ocho meses, perdí más de once kilos de peso. Estoy mejor así. Me siento más fuerte de lo que me he sentido en años”.
Elena de White, Spiritual Gifts, t. 4, p. 154. La primera parte de la cita se encuentra en Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 537.
Éxodo 16:8 cuándo el pueblo peregrinaba en el desierto también nos da una luz sobre esto: «El Señor les dará de comer codornices por la tarde y los saciará con pan por la mañana”
En 1864, la teoría de los gérmenes todavía estaba en el futuro. No había radiografías, antibióticos ni antihistamínicos. La diabetes y las enfermedades del corazón no eran una preocupación en aquel entonces. Los miembros notaron que la nueva reforma de la dieta y la salud los liberaba de los dolores de cabeza y la dispepsia (indigestión) y les ofrecía una nueva vida. Lentamente, a lo largo de los años, el interés en dos comidas al día fue disminuyendo considerablemente dentro de la Iglesia Adventista.
Aporte Cientifico
La Dra. Hana Kahleova ha realizado dos estudios recientes sobre el impacto que tienen la frecuencia y el horario de las comidas en el aumento de peso. Estos estudios validan el concepto de dos comidas al día que se le dio a Elena de White. En su primer estudio, la Dra. Kahleova colaboró con colegas de su propia institución, el Comité de Médicos para la Medicina Responsable, así como del Instituto de Medicina Clínica y Experimental, y el Instituto de Endocrinología, con sede en Praga, República Checa. Este fue un pequeño estudio cruzado, pero mostró que el Índice de masa corporal (IMC) se incrementaba a medida que las comidas aumentaban de dos a seis.[3]
Los resultados de su estudio más reciente se publicaron en The Journal of Nutrition [Revista de Nutrición], y fueron escritos por el Dr. Gary Fraser, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Loma Linda (LLUSPH, por sus siglas en inglés). La Dra. Kahleova presentó los hallazgos en la Conferencia Internacional sobre Nutrición en Medicina, en Washington D. C., el 29 de julio de 2017.[4]
El estudio fue dirigido por la Dra. Kahleova. Fue amplio e integral, e incluyó a 50.660 personas adultas del “Adventist Health Study 2” [Segundo Estudio de Salud entre los adventistas], todas de 30 años o más. La atención se centró en el posible vínculo entre cuándo y con qué frecuencia comen las personas, y su IMC. Los participantes tenían varios tipos y tamaños corporales, y sus hábitos alimenticios y resultados de salud fueron monitoreados durante un período promedio de siete años. Al principio, se les pidió a los participantes que completaran un cuestionario que detallara su historial médico, prácticas alimentarias, actividad física y otra información relevante. A medida que el estudio continuó, los participantes completaron formularios de seguimiento, declarando cualquier evento de salud importante. El cuestionario de seguimiento final informó cuan a menudo los participantes consumían sus alimentos de manera habitual, y a qué hora del día.
El estudio tuvo varios hallazgos principales. En primer lugar, demostró que las personas que consumían regularmente solo dos comidas al día tenían una disminución en su IMC. (Es decir, perdieron más peso. Obsérvese en la declaración anterior de Elena de White que ella perdió más de 11 kilos en ocho meses cuando cambió al plan de dos comidas al día). Por el contrario, aquellos que consumían más de tres comidas al día aumentaron su IMC. Cuantas más comidas hacían al día, incluyendo meriendas, mayor era el aumento de peso. Los investigadores también encontraron que las personas que desayunaban regularmente tendían a perder más peso que las personas que optaban por saltarse el desayuno. Más importante aún, los participantes que tenían al desayuno como su comida principal tuvieron una gran disminución del IMC, en contraste con aquellos que hacían de su última comida la más abundante.
Además, los investigadores descubrieron que saltarse la cena por completo y tener un ayuno prolongado de 18 o 19 horas durante la noche contribuyó a la pérdida de peso. Otras buenas prácticas de alimentación, observaron los investigadores, incluyen dejar cinco o seis horas entre el desayuno y el almuerzo, y abstenerse de meriendas durante todo el día. ¡Se parece mucho al consejo de salud de Elena de White! Es sorprendente que en 1863 Elena de White pudiera realmente proveer el remedio para la diabetes y otras enfermedades que eran casi desconocidas en ese momento. Muchos profesionales de la salud recomiendan el ayuno intermitente (muchos que quizá abogan por el consumo de café, permitirse alimentos poco saludables y prácticas intemperantes) como el tratamiento más nuevo para la diabetes y otras enfermedades.


7 pilares del ayuno intermitente al estilo funcional y adventista
A partir de esta convergencia entre ciencia moderna y sabiduría histórica, presentamos los 7 pilares del ayuno intermitente al estilo funcional y adventista, un enfoque seguro, sostenible y profundamente transformador para la salud.


PILAR 1 — Regularidad: comer a horas fijas transforma la biología
La ciencia confirma que el cuerpo necesita orden. La cronobiología, disciplina que estudia nuestros ritmos internos, revela que el metabolismo funciona mejor cuando las comidas tienen horarios estables.
La investigación de la Dra. Kahleova y la Universidad de Loma Linda muestra que quienes comen dos veces al día en horarios predecibles tienen un peso más bajo, mejor sensibilidad a la insulina y menos inflamación.
Cita: “La regularidad en las comidas es de vital importancia.” — E. White
PILAR 2 — Espacios de descanso digestivo: 5–6 horas entre comidas
El descanso entre comidas permite que el estómago termine su tarea, que la insulina vuelva a niveles basales y que la inflamación disminuya. Este intervalo de descanso activa procesos como la autofagia, fundamentales para la reparación celular.
Cita: “Debieran transcurrir por lo menos cinco horas entre dos comidas.” — E. White
PILAR 3 — Cero picoteos: la insulina también necesita silencio
El snack moderno es uno de los grandes enemigos de la salud metabólica. Cada bocado produce picos de insulina, lo que perpetúa el almacenamiento de grasa y promueve resistencia a la insulina.
El ayuno intermitente clásico —y el que Elena de White enseñó— descansa sobre esta verdad: no existe tal cosa como un “snack saludable” si tu objetivo es sanar el metabolismo.
Cita: “No debieran ingerir ni un solo bocado entre sus comidas regulares.” — E. White
PILAR 4 — Cena temprana: dejar al estómago descansar por la noche
Hoy sabemos que comer tarde aumenta el riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y mala calidad del sueño. Nuestra biología está diseñada para digerir con el sol y reparar con la noche.
Los estudios más recientes en ayuno intermitente demuestran que un ayuno nocturno prolongado (15–19 horas) estabiliza la glucosa y favorece la pérdida de peso sostenida.
Cita: “La última comida debe ser tomada varias horas antes de acostarse.” — E. White
PILAR 5 — Simplicidad: comer menos variedad en una sola comida facilita la digestión
Para el sistema digestivo, menos es más. Una comida con demasiada variedad —sobre todo en alimentos procesados— ralentiza la digestión, produce inflamación y genera fermentación intestinal.
La dieta funcional moderna coincide con la recomendación clásica: alimentos simples, integrales, frescos, con pocos ingredientes.
Cita: “El estómago necesita períodos regulares de trabajo y descanso.” — E. White
PILAR 6 — Agua: la aliada silenciosa del metabolismo
El agua, especialmente en las primeras horas del día, favorece la detoxificación, la hidratación celular y la sensación de saciedad. Beberla entre comidas —y no durante ellas— optimiza la digestión.
Los estudios del Adventist Health Study muestran que quienes consumen más agua tienen menor riesgo cardiovascular.
Cita: “El agua es el mejor líquido posible para limpiar los tejidos.” — E. White
PILAR 7 — Movimiento suave: la insulina baja cuando el cuerpo se mueve
Una caminata corta después de comer mejora la digestión, reduce los picos de azúcar y ayuda al cuerpo a usar la energía de manera más eficiente. No se trata de ejercicio intenso, sino de movimiento consciente.
Cita: “Una corta caminata después de una comida resulta de gran beneficio.” — E. White
¿Y FUNCIONA REALMENTE? LA CIENCIA DICE QUE SÍ
Los estudios de la Dra. Kahleova con más de 50.000 participantes revelan que:
Comer dos comidas al día reduce el IMC.
Saltar la cena favorece la pérdida de peso.
Hacer del desayuno la comida principal mejora la salud metabólica.
Comer más de tres veces al día aumenta significativamente el peso corporal.
El notable es que Elena de White enseñó esto 150 años antes de que la ciencia lo comprobara.
Una pràctica antigua para necesidades modernas
Vivimos en una cultura de exceso: demasiada comida, demasiada prisa, demasiada estimulación. El ayuno intermitente, aplicado con sabiduría y sin extremismo, devuelve al cuerpo la oportunidad de equilibrarse.
En 2015, más de 30 millones de estadounidenses tenían diabetes y 84 millones presentaban prediabetes, cifras que continúan aumentando de manera alarmante. La enfermedad afecta especialmente a los adultos mayores, donde uno de cada cuatro la padece. Aunque la principal recomendación médica para un recién diagnosticado es perder peso, este proceso suele ser difícil. Sin embargo, muchas personas que adoptan el plan de dos comidas al día logran una pérdida de peso significativa y sostenida. Un estudio británico reciente reveló que quienes perdieron 14 kilos o más experimentaron la remisión de su diabetes, demostrando el potencial terapéutico de este enfoque nutricional.
En palabras de la psicología de la conducta alimentaria:
“Ayunar no es privación, es atención.”
En palabras de la medicina funcional:
“Ayunar no es dejar de comer, sino permitir que el cuerpo active programas internos de reparación.”
Y en palabras de la espiritualidad:
“El silencio, incluso el metabólico, es parte de la sanación.”
REFLEXIÓN FINAL
El ayuno intermitente no es una moda. Es una herramienta fisiológica, psicológica y espiritual, arraigada tanto en la ciencia moderna como en la sabiduría ancestral.
Cuando comemos menos veces y con mayor conciencia, el cuerpo se aligera, la mente se aclara y el espíritu encuentra espacio para respirar.
¿Es para todos? Recomendable con orientación médica.
¿Debe hacerse con guía? Idealmente sí.
¿Puede transformar tu salud? Absolutamente.
Tu salud merece un nuevo comienzo.
Si este contenido resonó contigo, imagina lo que podría ocurrir cuando recibes una guía personalizada, unida a un acompañamiento profesional constante. En Wellness Center Colombia, ubicado en Guarne, cuidamos de ti y de los tuyos, te acompañamos con medicina funcional, psicología clínica, nutrición consciente y programas diseñados para transformar tu metabolismo, tu energía y tu bienestar emocional.
Agenda hoy mismo tu consulta con nuestros profesionales y da el paso hacia una vida más ligera, más saludable y más plena.
Visítanos y vive la experiencia de un espacio creado para sanar, aprender y reencontrarte contigo.
Tu bienestar no se posterga. Se decide. Y empieza ahora.
Bibliografía recomendada
Kahleova, H., et al. Meal Frequency and Timing Are Associated with Body Mass Index. The Journal of Nutrition, 2017.
Fraser, G. Adventist Health Study-2: Research Findings. Loma Linda University.
White, E. G. Consejos sobre el régimen alimenticio.
Longo, V., & Panda, S. Fasting, Circadian Rhythms, and Time-Restricted Feeding. New England Journal of Medicine, 2020.
Patterson, R., & Sears, D. Intermittent Fasting and Human Metabolic Health. Annual Review of Nutrition, 2017.


Bienestar
Sol de Oriente · Guarne, Antioquia, Colombia
Complementamos la atención médica. En urgencias, acude a tu servicio de salud.
310 539 5410 · 300 342 3150
info@soldeoriente.com
© 2025. All rights reserved.
